Ocio y Turismo

El Viaje: Cómo disfrutarlo

El Viaje

Cómo disfrutar del viaje al máximo

El viaje siempre ha estado presente en las últimas décadas, desde que se impuso la sociedad ociosa término el cual, no tendría que despertar ningún sentimiento peyorativo puesto que el ocio era un tiempo de aprendizaje según lo describían los griegos antiguos (scholea).

Sin embargo, para el ciudadano de hoy parece que los viajes han perdido el sentido, al menos, el original. A veces, da la sensación, pasamos de viajar para aprender y descubrir a viajar por viajar: porque todos viajan – en apariencia.

Esto que se puede entender, también, como amor al arte, no es tal: desde mi punto de vista. Es sencillamente algo a mejorar, porque se trata de una consecuencia de la sociedad en la que hasta ahora hemos vivido, también conocida como “de la abundancia”.

Por tanto, sin ánimo de ser teórico, si prescribo algunas “recetas” para disfrutar más la vida, viajando. En definitiva: cosas que nos harán mejores.

Comprender que viajar, el viaje, es una actividad para hacernos mejores

Y que la alegría de viajar siempre viene, no tenemos que buscarla. Pero sí debemos tratar de reciclarnos como personas en cada viaje y ser mejores que antes.

Es mejor vivir que enseñar

Comprender que si mantenemos el poso del viaje en nuestra conciencia durante algún tiempo, será mejor que si tratamos de según llegamos enseñar el viaje a la gente. Quiero decir: es mejor vivir que enseñar. Se aprende.

Debemos alegrarnos por quiénes viajan

Yo mismo, he sentido sentimientos de tristeza cuando he visto que otros tienen dinero y medios para viajar y yo no. Sea tiempo, trabajo o compañía. Pero en contra, debemos alegrarnos por quiénes viajan, negando nuestra propia desilusión con la vida que viene de no obtener lo que queremos. Lo que los psicólogos llaman: frustración. Ya nos tocará también a nosotros.

Viajar es correcto: perfecto, adecuado.

Pero también hay que trabajar: por todos sabido. ¿Por qué no disfrutamos del trabajo y somos evasivos en cuanto a éste? ¿Por qué no disfrutar las vacaciones, y también el trabajo? Seríamos, casi literalmente, el doble de felices.

La gente no tiene por qué saber qué viajes hemos hecho

Podría estar bien, sin duda, reunirnos y comentar todos lo grande y abundante que es nuestra Tierra que, por cierto, se puede cuidar mejor. Pero no por ello somos mejores: ciudadanos del mundo.

No es lo mismo bañarse que dominar el mar, ni comer que cocinar

Viajar no es emigrar, ni emigrar es sufrir las frustraciones de un nativo del lugar. Por tanto, si viajar se diferencia de la actividad normal, de la cotidiana, no es porque nos pongamos en la piel de otro. Es porque salimos de nuestra piel.

En definitiva, es mejor viajar sin que nadie se entere que viajar y clamarlo a los cuatro vientos. Ese es el cúlmen de la actitud que, desde el punto de vista que yo defiendo, nos hace ver si viajamos para aprender o si viajamos para “viajar”, como otros hacen.

Daniel Fernández Cantalapiedra
Diplomado en Turismo por la UNED y actualmente vive en Kosice (Eslovaquia).

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